miércoles, 22 de junio de 2011

domingo, 19 de junio de 2011

Movimiento


No soy Theo Jansen, pero hace unos días que sé que puedo crear movimiento. Uno que yo no decido, ni controlo. Un movimiento independiente, aunque por ahora no pueda realizarse sino dentro de mí.

"Aprovecha ahora para descansar, que luego no tendrás tregua". El movimiento es una de las cosas más obvias de los niños. También lo es, entiendo yo, el latido del corazón. Pero no me emocioné con el primer bum-bum-bum, a pesar de ese sonido desbocado de galope de caballo (movimiento también!).

No lo noto, aún no, pero le vi moverse en la pantalla. Y eso sí que no se me quita de la cabeza.

miércoles, 15 de junio de 2011

Sólo tú


Por mucho que lo peleemos, nuestro trabajo queda resentido por la maternidad. No más que por una enfermedad, lo sé, pero aunque mis primeras semanas estén siendo complicadas y que en los documentos de mi baja laboral lo ponga, me niego a llamarme enferma.

Sin embargo, me siento culpable por el trabajo que no estoy cumplinedo a nivel profesional.

Por eso, porque mi trabajo es siempre un tema que me importa más allá del aspecto económico, le agradezco tanto el comentario a la compañera que me sustituye en un proyecto:

- NADIE más puede hacer lo que tú estás haciendo tumbada en ese sofá. Para eso eres imprescindible. En todo lo demás, otros podemos suplir tu ausencia hasta que regreses.

sábado, 11 de junio de 2011

Cuando ponen las calles.


La noche siempre ha sido mi momento del día. A las 21h empezaba todo lo interesante, incluso sin salir de casa. Irme a la cama era más un acto de responsabilidad que una necesidad. Adoro mi cama, tan sólo es que la quiero más por las mañanas.

El reposo me ha traído a casa de mis padres y de pronto las noches han cambiado. Pensé que el problema sería coger el sueño, pues tras un día y otro y otro, sin moverme del sofá ¿qué cansancio acumulado iba a necesitar disipar? Sin embargo no ha sido así. Consigo dormirme con cierta faclidad, pero la noche se interrumpe no menos de dos veces, para chequear las pérdidas que haya podido tener mientras no estaba consciente. Lo curioso es que en estas casi 5 semanas no he sangrado ni una sola noche, asi que es una preocupación mas bien absurda.

E igual de absurdo es mi nuevo momento favorito del día. Mi padre se levanta sobre las 6,30 de la mañana. Suelo oírle. Por la ventana entra aire fresco, como limpio, de primera hora. A veces, si estoy más despierta, leo un rato hasta que vuelve el sueño minutos después y ya no me preocupo más. Duermo plácidamente, con disfrute. Noto a mi madre asomarse a mi cuarto, o darme un beso suave. Siento que estoy protegida y que en esas horas no puedo sangrar, ni tener miedos, ni necesidad de dejar pasar las semanas. Siento que mis padres pueden parar todo lo malo sin llegar a rozarme. Porque ya están despiertos.

lunes, 6 de junio de 2011

La máscara

Las hormonas "álgidas" invalidan tus comentarios y estados anímicos ante los demás. No niego la sensibilidad alterada: es difícil controlar las lágrimas o disimular lo bueno, lo malo o lo que te es indiferente sin más. Pero no deja de ser válido que me moleste, me duela o me emocionen las cosas que ya lo hacían antes, e incluso las que no. Soy capaz de reconocer en qué me excedo, pero no soporto la condescendencia del: "Bueno, es normal, estás sensible, son las hormonas que están revolucionadas. Realmente no lo piensas."

No niego la manzana, pero la cara también sigue ahí.