domingo, 6 de febrero de 2011

Supersticiones de espera.

"Si logro encontrar las llaves de casa antes de que se abra la puerta del ascensor, es que la eco irá bien"

Es absurdo. No soy supersticiosa y si bien juego a mirar horóscopos y recreo "tradiciones" con mis amigos en días clave, es porque disfruto compartiendo gestos cómplices. Nunca he seguido esas pautas a solas... ¡hasta ahora!

Tal vez sea el misticismo que parece rodear los embarazos que termina calando y te encuentras rebuscando en el bolso, con la cartera en la boca y un libro bajo la axila mientras, a la pata coja, miras de reojo cómo planta a planta te acercas a la tuya sin que las malditas llaves se decidan a aparecer. En realidad no tienes ninguna prisa por entrar en tu piso, tan sólo la estúpida apuesta que has imaginado que hacías con el destino.

No sigue la pauta del juego "no pisar las rayas de las baldosas" con el que el camino a casa era más ameno, pues ahí, si fallabas, lo más que podía suceder es que tu hermano se riera de tí y pasara 10 minutos restregándote su superioridad a la hora de evitar la línea maldita. Sin embargo en las supersticiones de espera, no hay forma posible de ganar, pues tan sólo cuenta cuando no lo logras. Si las llaves deciden ponertelo facil, sientes cierto alivio, pero ninguna certeza de la realidad de la apuesta y te ríes de tí misma. Si dos días después, las mismas llaves han encontrado el agujero del forro y el ascensor llega a tu piso cuando tú aún no has dado con ellas, no te ríes.

Es una estupidez, y lo sabes. Eres atea y has estudiado probabilidad varias veces en tu vida. Pero de pronto entiendes por qué el positivo de "maleficios" no existe... o sí, pero tan sólo se aplica al dinero.

P.D. Casualmente esta es la entrada número 13... :)

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