jueves, 31 de marzo de 2011

Los encajes rojos

 

Cuenta una leyenda de Oriente que los dioses se enfadaron con las mujeres porque estas no les rendían culto con tanta frecuencia y reverencia como los hombres, así que les exigieron la vida de estos como sacrificio. Las mujeres, negándose a que ellos pagaran la ofensa, les ofrecieron su propia sangre.

Hay multitud de leyendas acerca del origen de la menstruación. En las más conocidas, las mujeres somos impuras y/o tóxicas durante ese periodo. Pero también hay otras.

En el macizo de Altái (Rusia), el hecho de ser la única sangre que brota del cuerpo sin violencia (sin heridas), demuestra que es un ciclo vital de fertilidad como las lluvias y los cultivos. Por eso, las chamanes ofrendan su menstruación a la diosa Tierra.

Finalmente, Simone de Beauvoir dice:  "En ese período experimenta del modo más penoso que su cuerpo es una cosa opaca que le es enajenada;  se siente presa de una vida obstinada y extraña, que cada mes hace y deshace en ella una cuna; cada mes, un niño se prepara para nacer, y aborta en el naufragio de los encajes rojos; la mujer, como el hombre, es su cuerpo; pero su cuerpo es distinto de ella." (El segundo sexo, 1949)

Todo esto viene a que mi cuerpo lleva 15 días de encajes rojos, de ofrendas sin violencia, de multitud de hombres salvados del sacrificio. ¿Limpieza general de primavera?

P.D. Como siga así, tendré que hacerme vampira o algo... :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario