jueves, 10 de noviembre de 2011

Roles

Empiezo a sospechar que hay quien vive el embarazo como un juego de rol: compras características del personaje y herramientas/armas con la que dotarlo de poderes, le creas una imagen, le marcas un objetivo y lo lanzas al tablero poniendo todas tus esperanzas en que sabrás conducirlo. Un juego de rol customizado a lo Hello Kitty, eso sí. Luego nace el niño y todo lo planeado se desmorona (o no).

Tal vez por eso me miran mal cuando digo que no me imagino a mi hijo así o asá, no le he comprado apenas cosas y no sé aún si irá a colegio público o privado. "Ya lo iremos viendo cuando lleguemos a ahí".

Por eso adoro a mis amigas prácticas.

Ayer en clase de preparación al parto, la matrona nos hablaba de los cambios que sufre el cuerpo durante el embarazo: "En el primer trimestre vivís con el miedo de perder el bebé. En el segundo trimestre es el mejor, ya ha pasado el mayor riesgo y os sentís muy bien. En el tercer trimestre os entra el miedo a si seréis buenas madres"

Es entonces cuando interviene mi amiga Núria: "Bueno, en realidad de eso no hay que tener miedo ¿no? El niño nace sin referencias, no tiene forma de saber si lo haces bien o mal, eres la única madre que tiene!" :)

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